miércoles, 20 de agosto de 2014

RECIENTE PUBLICACIÓN

AVISO AL CONSUMIDOR 


Para amar a una persona, debe haber roto, aunque sea sólo alguna vez en su vida, una ventana. Si no lo ha hecho, absténgase del amor, ya que puede ser dañino para su salud comercial. 

Para amar este libro, debe haber roto, aunque sea sólo alguna vez en su vida, una ventana. Si no lo ha hecho, absténgase de explotarlo, ya que puede ser dañino para su horario de oficina. 

Si alguna vez ha roto una ventana (la de su casa, la del vecino, la del amigo, la del amante), acuéstese con este libro y embriáguese (no necesariamente con alcohol). En este estado místico-cuántico, lea con calma y alegría, como quien hace el amor. 

Si usted y el libro se comprenden, deberá levantarse, dirigirse al espejo más cercano, mirarse y cantar qué monstruo logra ver frente a usted. Luego de esto, llame a la persona amada y, luego de invitarla a salir, cántese de nuevo frente a ella. Inmediatamente después, regálele el libro. Tiempo después se repetirá el mismo proceso aunque al revés. Si tienen suerte, los dos romperán una ventana.  

Si esto no pasa, no se moleste en pedir un cambio del ejemplar o su dinero de vuelta, ya que es responsabilidad directa del lector. 

Si nunca ha roto una ventana, es usted una bestia. Lea nuestro libro, aunque lo más probable es que lo destruya olvidándolo por políticamente incorrecto. Si lo soporta hasta el final, regáleselo a la persona que ha olvidado. 
Estimado consumidor, los productores no nos responsabilizamos por las fallas que pueda presentar el producto. Las fallas, si es que las hubiese (o si es que usted cree que lo son), son de fábrica, en otras palabras, inalienables.

Javier Suárez y Milagros Zoes son dos zorros, autores, simultánea y sucesivamente, humanos y divinos, de 10 +1 : (SIN) VENTANAS, que se presenta como un tratado poético-filosófico, y patológico, de la esperanza. Luego de reconocer su monstruosidad, el Catoblepas, figura del 20 + 1 : NOSSUM,  se transfigura en una entidad dual que recorre todas las cavidades humanas anunciando a todo el que se encuentra con él la buena nueva: ¡rompamos nuestras ventanas! Javier Suárez es miembro del Colectivo Interdisciplinario TXT (www.txt.pe). Milagros Zoes es una zorra esteparia.    

"Javier Suárez abre en este libro una serie de ventanas que se suceden como en un enigma de Magritte donde una ventana se replica en otra ventana, y en esa puesta en abismo lo que vemos como lo real  revelará su naturaleza de espejismo. Por eso, la ventana de una casa (o de una pantalla abriendo leves sustituciones fugaces) descubre el paisaje de la adolescencia, que a su vez se abre sobre la zozobra de la sexualidad y la falta de ventanas que define a la familia. Otro paisaje, reflexivo y analítico, se abre en la serie de poemas que buscan definir la función del lenguaje poético como conocimiento.
Pronto, entendemos que la serie y la alternancia no son simplemente un montaje sino una investigación, a la vez lúcida y emotiva, que empieza dramatizando el mismo hecho de escribir. Por eso, el libro es una ventana (como las de Vallejo) que se estremece, cuyos fragmentos son el lenguaje disperso donde otras imágenes se recortan.
Al final, la ventana estrellada, implica que los privilegios de la vista no arman un sentido suficiente, y que el asedio de lo roto, de lo  residual, busca celebrar, con pulso dramático y gusto irónico, una  poesía sin tiempo y una narrativa sin lugar. Suárez ha construido este laberinto espectral para convocar una literatura cuyas ventanas al campo nos devuelvan la palabra."          
                                                                                                               Julio Ortega



VIII (CAsa-Jaula)

todas las ventanas están cerradas
pensativo recuerdo una mano 
¿cómo tocarte dentro de esta prisión?
recorro el espacio entero 
arriba y abajo persianas 

¿por qué las ventanas tienen cerraduras?
destruyo una de ellas con una mano
la sangre mana brilla y me acaricia 

¡cierra la ventana¡ ¡hace mucho frío!
atrapado entre dos sombras
la tarde moribunda me arroja 
al silencio de mi reflejo nocturno

¿cómo tocarte dentro de esta prisión?
¿por qué las ventanas tienen cerraduras?
¡cierra la ventana¡ ¡hace mucho frío!


III (Tormenta de OTOÑO)

el viento arranca la cabellera de los árboles
un ave se posa sobre una rama desnuda
se asiste a la natural ceremonia del ocultamiento

y a la distancia
tras una ventana
desaparece

es el presentimiento de la nieve



martes, 5 de agosto de 2014

Recientes publicaciones de poesía de Hipocampo Editores: El libro de los suicidas y Génesis 2,23



ISBN 978-612-4082-26-9

Norman Mendoza Roca (Lima, 1977) 

Egresado de Literatura por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Premiado en Juegos Florales y Deportivos Facultad Educación,1998. Premiado en la Bienal de Poesía Estación Compartida, 2002. Tercer lugar en Premio Poesía Erótica Peruana “Carlos Oquendo de Amat 2003”. Finalista en Concurso de Poesía Dedo Crítico 2004. Así como finalista en Premio Copé de Poesía años 2003 y 2005. Mención Honrosa Premio Copé de Poesía 2007, entre otras. Tiene publicados poemas en Dedo Crítico, Taller de Poesía, Lhymen, Bocanada, Poentos, entre otras revistas del medio. Ha sido publicado en las Antologías de ganadores y finalistas del Premio Copé años 2003, 2005, 2007. Junto con el grupo poético Artesanos publicó en el 2003 el libro “En la Orilla del Ocio”. Actualmente se encuentra abocado a labores alejadas del ámbito literario y educativo.

uno nunca sabe / NORMAN MENDOZA
uno nunca sabe cuándo llega un suicida
a quebrar la bulla armónica del mundo
con su paz de profeta silencioso
su corazón enumerado y su saliva blanca
nunca

podría ser que emerja espigado en natura
y piense una que otra palabra cascarosa y profunda
– esto lo desconcierta – 
y la piense y la aplaste y no diga nada
(la palabra)
y pasee con ella y la posea a ella
sin que altere su mirada,
nunca

una sombra solitaria
en cualquier parte del plano
puede resultar un hoyo en el puente:
la afirmación del amor

entonces nuestro amigo (el suicida)
compite con dios vertical
y viaja sin nudos sin corbata sin amante
enroscado en su propia lengua
    invisible
no es posible saber cuándo aparecerá un suicida
por ejemplo
un sujeto asombrerado podría ser
un ganster un dandy un maniquí
o por último
una carátula de buenas costumbres

la ciudad alisa su vestido
el mediodía llega igual para todos
pero al margen derecho de la sábana
una hilacha desatada relata desorden
una palabra que no dice
una maldita palabra que no dice (sino que sueña)
uno nunca sabe cuándo llega un suicida
ni mucho menos
cuándo deja de escribir.

Para Sigmund Freud, eros y tanatos son las energías que impulsan al ser humano, lo mueven, lo hacen ser. Quizá por ello, el amor y la muerte son los dos grandes temas de la literatura universal. Dos pulsiones que actúan juntas y que se presentan de muchas formas, uno de ellas es el suicidio. Este es el punto en el que se ubican los versos del inquietante poemario El libro de los suicidas. Pero contrariamente a lo que se suele creer, aquí el suicidio es un quitarse la vida y es, al mismo tiempo, un quitarse la muerte. En los poemas que reúne este libro, el poeta se halla anclado entre su fuga de la vida y su postergado encuentro con la muerte, y la cadena que lo aprisiona a ese especie de limbo es la escritura, la poesía: “soy antonio el suicida / el que te escribe la carta urgente”. En este poemario, Norman Mendoza nos brida una sugestiva metáfora sobre el arte de la escritura: la poesía es un suicidio, una forma de rechazar la vida (“uno nunca sabe cuando llega un suicida / a quebrar la bullar armónica del mundo“) y es también una manera de evitar la muerte (“una línea de más o de menos / un párrafo fuera de los planes / puede arruinar una muerte”). El poeta es, entonces, un suicida eterno, “abandonaré por último este poema como si fuera el mundo / como si fuera un poema el mundo / siempre sin terminar nunca”.     Yuri Vilchez Bejarano



ISBN 978-612-4082-27-6

Martín Horna Romero
Labora como docente desde el 2004 en distintas instituciones educativas, desde colegios, academias preuniversitarias, institutos y universidades; recientemente se encuentra trabajando en la UPC. Ha estudiado en el colegio San Antonio Marianistas del Callao y Literatura en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, donde también ha desarrollado una maestría en la misma carrera. Perteneció al grupo literario Artesanos y ha publicado sus poemas en algunas revistas del medio como Taller de Poesía de San Marcos, Apeirón, Peregrín, Ururi y Remolinos.  Ha obtenido el segundo puesto de poesía en los V Juegos Florales organizado por el Centro Cultural Aduni el 2005 y una mención honrosa en el concurso de poesía del Premio "Universidad Peruana Cayetano Heredia" el 2010. La mayoría de los poemas que participaron en este concurso han dado forma al presente libro, el cual sale a la luz gracias a la desaparición de muchos archivos y el miedo a que su autor los siga perdiendo de la memoria.  

génesis 2, 23
 (poema a dos voces: con ana melva cruz cárdenas) / MARTÍN HORNA

Y dijo Adán: “Esto es ahora hueso de mis huesos, y carne
de mi carne: esta será llamada varona, porque del varón fue tomada”
– Por favor no pierdas
No pierdas la cordura
No pierdas
Las ganas de explorar el mundo
Las ganas de estar solo
Tú eres el viento
Tú eres la orilla
Tú eres el dios
El minotauro
El centauro
El hijo de tierra

– ¿Por qué atajar su aroma de neblina entre las uñas
Si yo solo quiero mirar la pared
Con una copa de vino
O volar cada día a plazas desiguales? 
¿Por qué asir el mechón de su cabello
Si mi cintura de centauro 
Me es de otro reino?
– Y mi tiempo no se acabará antes que el tuyo
Porque nada será lo mismo 
Sin el peso de tu empeine
Yo te venero
Amigo del alma
Compañero de la noche
De cine de cortos
De teatro
De cinemas


– ¿Por qué su memoria me ocupa?
¿Por qué su cabello entre los labios al encender un cigarro?
¿De dónde resulta su deseo?
Si yo quiero un campo verde así sea falso
Verme partir en la mañana y regresar al caer el sol rojo
Caminar solitario sin botas 
Morir solo sin tumba


– Tú y yo dos bufones
Mi querido dos caras
Dos mundos
Mis gatos azules 
Migran en tu búsqueda
Tú eres el eterno
El ángel
El mago
La imagen de piedra 
– Ella quiere mi carne mi libertad mis glándulas
Que sea de ella 
De sus hijos
Cuando yo aspiro a ser corcho de un vino ya bebido
Pasaje 
Entre calles 
Garabato en el viento


– Cuántas veces grité tu nombre
Para que me consueles
Para que me toques la cabeza
Jurándome
Que amanecerá
Y me dejaste a solas
Con tus arañazos
Sin saber si aún estoy viva o tú estás muerto
– Me pidió que le recitara el Génesis (capítulo 2 versículo 23)
Se desnudó
Me obligó a necesitarla
Me cubrió todas las heridas e imposibles con su impaciencia
Pero la vida que yo ansío 
Busca puertas entreabiertas almas condenadas
Pasadores sueltos 
Ella se torna ineludible 
Esperanzadora
Mas no quiero ser de sus ojos
Cada bisagra de mi brazo se resiste a su cuello
– Dónde estarás entonces
Debajo de la tierra o encima 
Qué más da
Acabarás
Incapaz de ver que todo está muriendo lentamente
Regresa a mí
Tú mi arlequín
Devuélveme la malicia

Hace varios años, un sexto sentido me llevó a poner mucha atención a la poesía y a los escritos en prosa de Martín Horna. En sus primeros escritos que mostraba en San Marcos ya estaba el fuego de la creación. Con seguridad puedo decir ahora que no estaba equivocado en mi intuición. El curioso lector puede comprobarlo leyendo los límpidos versos que ahora nos ofrece, donde se alternan las imágenes límpidas, la serenidad, con observaciones precisas sobre la conducta de los seres humanos. En poesía no se recomienda hacer vaticinios, sin embargo algunas veces podemos permitirnos alguna excepción: Martín Horna empieza con paso seguro y llegará en la lírica muy lejos.  Marco Martos





A PROPÓSITO DE LA MONTAÑA: LA REGIÓN MÁS TRANSPARENTE EN LOS CUENTOS DE NINO RAMOS

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