martes, 5 de junio de 2018

ARMAS DE FOGUEO: libro de poesía de Chrystian Zegarra

/∞/ salida + entrada

te alejas a paso ligero a lo largo de carriles sin señalización después de habitar unos meses en una comarca hospitalaria donde los lugareños tragaban lonjas secas de venado y sorbían abundantes onzas de licor para mitigar la arremetida del hielo y al despedirte te regalaron escopeta y cartuchos ya que nadie vaticinaba con quién podrías toparte al vagar dando tumbos por parajes agrestes sin expresarte con soltura en un idioma no grato que corrompías cuando deslizabas tu lengua mocha entre la rendija de tus dientes de cebada y seguías al galope alucinando que el peso de una alforja repleta de tubérculos es más liviano que el de un atado de plumas cosechadas en gallineros otoñales y alguien te aseguró que era cierto porque papas y camotes direccionan sus raíces hacia la tierra ambidextra pero las plumas tienden a elevarse como hélices y en el espacio todo se disuelve y lo que anhelas pierde consistencia por eso tropiezas dichosamente como un borracho que ha recuperado el itinerario de regreso a su huarique y confía en la agudeza de su hocico intuitivo para labrar la cueva originaria de la especie

Edgar Paiewonsky-Conde dixit:

Este poemario comienza con una entrada y concluye con una salida y de veras, el que cruza este trayecto de 26 poemas, atraviesa una zona de batalla. Lo que más impacta es la fortaleza y el rigor, la seguridad y el dominio, la honda ecuanimidad, con que Zegarra describe tanta desolación. Este contraste entre la sólida madurez de la voz poética y la amenazante realidad siempre al acecho, permite que el verso cale hondo y estremezca los cimientos mismos del lector. Después de casi diez años de ausencia de los círculos de recepción, todo este libro es una vuelta y un reclamo, un retorno que trastorna, pues como dice el poeta de uno de sus personajes: “se ha puesto el traje que convierte el pecho / en un caparazón de acero / y con nuevo nombre de guerra / viene marchando con el cerebro en la mano / para atacar las barricadas del olvido”. El poema se vuelve el vehículo de una amenaza pendiente y el acto de su gestación se impregna de una depurada violencia. Y sí, la imagen consumada le impone un consumirse, pues si la vida es lucha, la escritura que la desvela lo es tanto más. Estos versos, como muchos otros, ilustran lo dicho: “el corazón es una ráfaga de luces inconexas / el sexo una espiga abierta a la impudicia / la mano un puñal que despluma cuervos en el monte”. Estamos ante una nueva manifestación del concepto de la belleza como una apertura descarnada, en la mejor tradición de Céline y Breton, de Sylvia Plath, del gran pintor español del siglo pasado, José Hernández, pero con raíces muy profundas en las deformaciones de Goya y los barroquismos de un Valdés Leal. (Hobart & William Smith Colleges)

Chrystian Zegarra (Trujillo, 1971)


Hizo un doctorado en Literatura Hispánica en UCLA; actualmente es profesor asociado en Colgate University (Hamilton, Nueva York). Ha publicado cuatro libros de poesía, el último fue Cinema de la crueldad (Hipocampo, 2009). Con Escena primordial y otros poemas (2007) ganó el Premio Copé de Oro otorgado por Petroperú. También publicó el libro de crítica literaria El celuloide mecanografiado: la poesía cinemática de E. A. Westphalen (Madrid: Verbum, 2013).



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