Silvia Ortiz
Nació en Arequipa, Perú. Posee estudios de doctorado en administración de empresas y maestría en gestión de la educación. En 1996, coordina la presentación del libro Trinos y aleteos en Lambayeque, Perú y en dicho evento, juramenta como Directora de Relaciones Exteriores de la Casa Nacional del Poeta, Chiclayo. Ese mismo año, presenta su primera plaqueta La casa vacía. En 2011, fue declarada Visitante Ilustre en Cajamarca. En 2012, fue reconocida y nombrada Huésped Ilustre en el VI Festival de Poesía Cielo Abierto, Barranca. Ese mismo año, le fue otorgado el Diploma de Mérito por su aporte cultural en el I Encuentro de Escritores en Ica. En 2013, fue nominada Huésped Ilustre en Cajamarca y recibe Diploma de Honor por su valiosa participación literaria en el IV Festival Internacional de Poesía, Cajamarca, y en ese mismo año presenta su poemario Los Nudos de la noche en la V Feria de Libro Zona Huancayo. En 2014, obtiene el Diploma de Honor en el Festival Internacional de Poesía por la Paz, Lima y participa en el Encuentro Poético del Quincuagésimo de la Creación del Instituto Raúl Porras Barrenechea, Lima. En 2015, participa en el Primer Encuentro de Escritores Peruanos en los Estados Unidos en Washington, D.C.
Sus obras aparecen publicadas en las siguientes antologías en Perú: De quenas y bandoneones (2011), Ontolírica del viento (2011), Fiesta del amor (2013), el VIII Festival Internacional de Poesía por la Paz (2014), Humanipoetimente (2014), Más allá de la palabra (2015). A nivel internacional, sus poemas fueron incluidos en antologías tales como el I Encuentro Internacional de Poetas en Valencia, España (2015) y Miradas sin tintes de piel, México (2016), Viaje de Poetisas Hispanas hacia el Mundo Árabe, Jordania, (2016), Poetas Latinoamericanos en los Ojos de la India, India (2016). En 2014, sus poemas fueron publicados en las revistas literarias peruanas Delirium tremens, Abrazomar poetierizado y Palabra en libertad y, en 2016, en la Revista azahar de Colombia y la Revista internacional Galaktika poetiké ADUNIS, Albania. Es autora de los poemarios Los nudos de la noche, 1ra edición (2013), La ceniza de otro Dios (2014), Ojo de pez I (2014), La fresa de tu boca (2015), Los nudos de la noche, 2da edición (2015) y Ojo de pez II – Humanidad arañada (2015), La casa del silencio (2019). Ganó el Premio Mundial a la excelencia Literaria en el II Congreso Mundial de Escritores "MIGUEL DE CERVANTES", de Orlando, Florida (2016). Diploma de Honor por su Destacada Labor Literaria y Aporte Cultural en el Mundo, Agencia de Prensa Internacional APREINT, Barcelona, (2019). Recibió Homenaje en la Revista letrare ATUNIS (2017). Algunos de sus poemas fueron traducidos al inglés, francés, italiano y bengalí.
Recensione di Teresa GENTILE
I versi di Silvia Ortiz sono ispirati, appassionati e animati da particolare vibrazione quando ci parlano di una politica disumana che sceglie la via del silenzio su tale complesso problema sociale che pure ha radici profonde. Infatti, alla base dell’insorgenza della schizofrenia è proprio un contesto sociale privo di regole giuridiche ed etiche e sempre più violento, criminale destabilizzante, frustrante e discriminante. Ciò nelle persone più fragili e sensibili causa l’insorgenza di paure, senso d’oppressione, inadeguatezza, irritabilità esasperata, disperazione, manie suicide o omicide. Come conseguenza ogni regola viene eliminata, impunemente è distrutta ogni forma di bellezza e vengono soffocati gli ideali ed i sogni più belli, ogni speranza e ogni umana certezza. E’ logico che troppe tensioni, troppe paure incontrollate portino a comportamenti irrazionali, fragili, incomprensibili e provochino scissioni gravi tra pensiero, memoria, percezione, mitezza e violenza.
Vero irrinunciabile psichiatra, - ci avverte Silvia Ortiz - dovrà essere ogni padre perchè : sempre più gli si richiederà d’esser forte, di dare non solo un esempio etico adamantino ma di educare i figli ad esser ligi a regole precise per crear stabili argini tra le frontiere del bene e del male. Più egli sarà un eroe del quotidiano e più i figli diverranno coraggiosi, forti, capaci di non esser sconfitti dai falsi miraggi della violenza e da illusori pseudomiti offerti dalla società odierna. Questa preziosa poetica di Silvia Ortiz è puro flusso di luce e merita d’esser letta perchè è prezioso seme di vita nuova.
Italia, 2017
Recensione di Teresa GENTILE
(Traducción libre del texto en la contraportada)
«El amor, la amistad, la misericordia, la fe son claves para dar voz a aquellos que no tienen voz y que por muchas razones se ven obligados a renunciar a una vida familiar, social y profesional normal porque se clasifica como "esquizofrénico", y colocado entre seres en los cuales, y no por su culpa, el alma es prisionera de una afectividad alterada, de celos desmotivados, de una división entre pensamientos y acciones, de alucinaciones auditivas y visuales, delirios de persecución, de desórdenes en el lenguaje, de catatons que los hacen inquietos, y en un estado constante de agitación, depresión, irritabilidad, desesperación y con un creciente deseo de suicidarse. Bueno, nuestra Silvia Ortiz dedica su poesía a los esquizofrénicos y a nosotros. Nos habla de su tristeza, su soledad, su melancolía. Nos habla sobre sus familias que sufren e instituciones especializadas que se comprometen profesionalmente a garantizar una inclusión social óptima después de un período de tratamiento adecuado y cambios en el entorno de vida y las ocupaciones físicas. Los versos de Silvia Ortiz están inspirados, apasionados y animados por una vibración particular cuando nos hablan de una política inhumana que elige el camino del silencio en este complejo problema social que también tiene raíces profundas. De hecho, la base de la aparición de la esquizofrenia es un contexto social sin reglas legales y éticas y un criminal cada vez más violento, desestabilizador, frustrante y discriminatorio. Esto en las personas más frágiles y sensibles provoca la aparición de miedos, una sensación de opresión, insuficiencia, irritabilidad exasperada, desesperación, manías suicidas u homicidas. Como consecuencia, se eliminan todas las reglas, cada forma de belleza se destruye con impunidad y los ideales y sueños más bellos, toda esperanza y toda certeza humana se sofocan. Es lógico que demasiadas tensiones, demasiados temores incontrolados conduzcan a comportamientos irracionales, frágiles e incomprensibles y causen serias divisiones entre pensamiento, memoria, percepción, suavidad, violencia. Silvia Ortiz, una verdadera psiquiatra, nos advierte que tendrá que ser cada padre más y más: se le pedirá que sea fuerte, que dé un ejemplo ético inflexible, que brinde reglas precisas a sus hijos para crear fronteras estables entre las fronteras del bien y del mal. Cuanto más es un héroe de la vida cotidiana, más valiente, fuerte, capaz de no ser derrotado por los falsos espejismos de la violencia y por los pseudomitas ilusorios de la sociedad actual. Este precioso poemario de Silvia Ortiz es puro flujo de luz y merece ser leído porque es la mitad de una vida nueva.»
Italia, 2017
MUESTRA POÉTICA
en el invierno de malvas
no es la misma en el histórico dolor
no es lo mismo el paso relámpago
con mecánica costumbre
el deslinde en la demencia
como caja de cartón
no es lo mismo
un árbol deshecho por la deshonra
en el motín que acompaña
al arco iris en el cauce de improperios
no es lo mismo.
La belleza libertaria no es la misma
se equivoca cuando evoca consuelo
en la efigie falsamente levantada
no es lo mismo
el pavor estudio inexacto
en novelas extintas en la sociedad del terror
no es lo mismo la observancia de la calma
en su propio vaivén latido
no es lo mismo
las flores en la antorcha
en los dulces que invoca
hoy tu boca.
PRÓLOGO
Escribe Carlos Ríos Cuadros
EPÍLOGO
Escribe Antonio Rivas Carreño
El problema con la poesía es que su intención es la de no ser clara, pues como ya tengo dicho, usa un orden en las palabras distinto al de la vida cotidiana, pues intenta describir imágenes que no existen pero que despierten en el lector reacciones muy reales, o puede incluso en ocasiones no tener otro objetivo que el de experimentar con sus propios sonidos, sin que sus palabras tengan un sentido lógico. El lector tiene que interpretar a su capricho lo que el autor quiere transmitirte o le deja en una ligera nebulosa a veces para que aquél adapte el mensaje a sus propias inquietudes o anhelos, pues el contenido o mensaje en poesía, sobre todo cuando se escribe en verso libre, resulta a veces indescifrable. Y el motivo es debido a que están “escondidos” en las metáforas, una de las más bellas figuras literarias en lengua española. ¿Y qué es una metáfora? Bien, la metáfora es una figura de significado, una especie de comparación que puede ser de dos clases: pura e impura. La metáfora pura resulta del empleo de una palabra o frase con significado ajeno al suyo propio en base a una relación de semejanza, ejemplos: (Y paso largas horas oyendo gemir al huracán/… Entra en el torrente que te reclama/… Recojo con las pestañas sal del ojo y sal del alma). En cuanto a este último ejemplo la comparación es bien clara: sal del ojo es igual a “lágrimas” y sal del alma equivale a “angustia”, por tanto ya sabemos dónde podemos esconder poéticamente las lágrimas y la angustia. Así de simple. En cuanto a la metáfora impura, ésta se produce cuando la comparación aparece con elementos gramaticales ausentes. Un ejemplo: “Las palabras, guantes grises, polvo mental sobre la yerba…” (Falta “son como”)
Bien, en este poemario de Silvia Ortiz se nos introduce, de alguna forma, en la esquizofrenia y en el trastorno bipolar. La esquizofrenia es un trastorno mental que precisa, para ser diagnosticado, de la presencia de dos o más de los siguientes síntomas: ideas delirantes: pensamientos que no corresponden con la realidad. Alucinaciones: percepción de sonidos, visiones o sensaciones olfativas o táctiles que nadie más percibe. Lenguaje desorganizado o incoherente. Comportamiento gravemente desorganizado. Síntomas negativos: introversión, empobrecimiento afectivo, apatía y déficits cognitivos (problemas de atención, memoria, concentración o capacidad de planificación). En cuanto al trastorno bipolar, antiguamente conocido como psicosis maníaco depresiva, es un trastorno caracterizado por la alternancia de fases de euforia con fases depresivas. Es importante no confundirlo con las variaciones del estado de ánimo reactivas a factores del entorno, que ocurren en breves períodos de horas o días y que son debidas a determinados rasgos de personalidad. En el trastorno bipolar, las fases de euforia o depresión, si no se tratan, pueden durar semanas o meses y no guardan necesariamente relación con problemas del entorno. Actualmente el trastorno bipolar se considera como un espectro de diversos trastornos, categorizados en cuatro tipos distintos: trastorno bipolar I, trastorno bipolar II, ciclotimia y trastorno bipolar no especificado, que reflejan distintas formas de presentarse la alteración cíclica del ánimo.
Con un lenguaje pleno de expresión poética, Silvia Ortiz nos viene a demostrar en su obra que el mundo de la esquizofrenia en manicomios u hospitales psiquiátricos no es otra cosa que un pálido reflejo, que una humilde sombra de la cotidiana, áspera, entrañable y dolorosa realidad, donde nos introduce en un mundo tétrico, frío y oscuro, que es el hábitat del paciente mental con el ánimo de acentuar el contraste de la frágil humanidad de los enfermos con la enorme carga de injusticia que suponen las condiciones ambientales que sufren, y que ella describe con evidente maestría, las cuales penden constantemente sobre la cabeza de los pacientes, como una espada de Damocles, por cuanto de marginación sociológica suponen las condiciones infrahumanas que se ven obligados a soportar.
Con ello, Silvia Ortiz no hace más que mostrar al lector su actitud de irritada protesta, ante un mundo negro y cruel, sin duda motivado por el inconformismo de la propia autora ante las constantes actitudes de injusticia con que la sociedad martiriza a los marginados en los hospitales psiquiátricos.
España, 2018
Querido Teofilo muchas gracias por tanta generosidad en el trabajo y los resultados. Desde ya la pandemia ha frenado los diversos encuentros maravillosos entre escritores y lectores, no obstante hemos crecido, y la Palabra vive. Cariños desde Falls Church, VA
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