Este manojo de
poemas de Jenny Cano, riguroso y concentrado, nos entrega en cada una de sus
líneas una experiencia de vida de quien entiende que en los instantes se rezuma
la sabiduría. La escritura, como un ojo mágico, se detiene en ciertos hechos
que impactan a la poeta, los condensa, y los pone ante nuestros ojos de un modo
inédito. Hay un vaho de tristeza en todos los actos humanos y una sabiduría
crepuscular los mitiga que esta poesía ha sabido captar en sus recónditos detalles.
Estos textos, meditados como lo haría un monje zen, son pequeños satoris,
iluminaciones, anhelos metafísicos que tranquilizan la noche lóbrega de los
seres humanos.
Marco Martos Carrera
La escritura
de Jenny Cano Hermoza es una tentación del acoso impostergable del silencio.
Cada poema suyo es una puerta sombría, una frontera luminosa de nuestra
cotidiana existencia. Como las voces hondas y desgarradas de nuestro tiempo, la
poeta trata de testimoniar, sin estridencias ni hojarascas vanas, a orillas del
mar, con un lirismo estremecedor, la
desolación de lo humano. Su poesía levanta a ratos, como una prueba de amor, la
bandera raída de la condición humana.
Esa es su callada victoria contra el olvido.
Hildebrando Pérez Grande
UNMSM
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